LA FRUTA PROHIBIDA
Me entran deseos de morderte.
Siento mis músculos tensos,
mi lengua húmeda,
mis párpados perdidos en tu faz.
No puedo esperar a hacerte mía
y a tenerte eternamente entre los dientes.
Quiero comerte. ¡Ya, sin tardanza, ya!
Me deshago en aromas .
Tu piel peregrina por mi piel.
Tu carne hecha con mi carne
sin limitaciones.
Vehemencia tropical,
sabor inmenso, suavidad, lisuras...
Quiero tenerte siempre fresca ante mis ojos.
Voy a hincarte hasta desintegrarte.
Me gustas tal como eres, tengo sed de ti.
Eres hermosa, demasiado hermosa
apenas te haces melón , sandía.
Peras finas sanjuaneras.
Cerezas suculentas, aguacate en su punto,
mango. Plátano sensual, siempre maduro.
Nectarina entre albérchigos tentadores.
Manzana del edén, ciruela en suave terciopelo rojo, apasionante.
Eres la fruta primera por la que no pongo precio.
Préstame sitio libre para acompañarte en el viaje imaginario a tierras de deseo.
No me dejes. O tendré que trocearte con navajas y cuchillos (¡!)
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